4.6.10

Fútbol y política: cuando los goles silencian la libertad

Ahora que estamos en plena fiebre premundialista es idóneo recordar cómo el fútbol y, concretamente, la Copa de Mundo ha sido utilizada por fines políticos a lo largo del siglo XX.

El primer ejemplo lo tenemos en el Mundial que organizó Italia en 1934, en plena dictadura fascista de Mussolini. El fascismo, que tenía un pilar fundamental en la propaganda, vio en el mundial un fantástico escaparate para vender su proyecto político. Mussolini movió los hilos diplomáticos para que el mundial recayera en su país, algo que provocó la renuncia de algunos países como Uruguay, que defendía el título y se negó a participar por el carácter fascista del gobierno italiano. Una vez iniciado el torneo, la presión del Duce hizo que las ayudas a la selección italiana fueran continuas, por lo que consiguió el objetivo deseado: Italia ganó la Copa del Mundo.

No obstante, su propia selección no se libró de esas presiones. En el descanso de la final, un enviado de Mussolini se personó en el vestuario italiano y entregó al seleccionador, Vittorio Pozzo, una nota manuscrita en la que decía "Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar. Inmediatamente el entrenador se dirigió a los jugadores con el siguiente mensaje: “No me importa cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos, todos lo pasaremos muy mal”.

Sin embargo, el caso más famoso de utilización política del fútbol se dio en la Copa del Mundo de 1978 celebrada en Argentina. Dos años antes, un grupo de militares al mando del general Videla se había hecho con el poder en el país tras un golpe de Estado. Inmediatamente había comenzado una feroz represión: miles de personas fueron arrestadas por delitos políticos ideológicos, muriendo muchos de ellos sin que sus familias fueran informadas.



En este clima político denunciado internacionalmente, Videla vio la oportunidad de lavar la imagen del régimen a través del mundial, intentando dar una impresión de normalidad, libertad y "paz" (como dice en el video) al resto del mundo mientras que las cárceles estaban llenas de presos. Además, logró desviar la atención de un país que durante un mes permaneció unido y anestesiado por el fútbol, intentando olvidar el drama personal de muchos argentinos.



Pérez Esquivel, uno de los intelectuales represalidos por el régimen, recuerda de su cautiverio una contradicción para muchos incomprensible: "En la cárcel, como los guardias también querían escuchar los partidos, el relato radial nos llegaba por altoparlantes. Era extraño, pero en un grito de gol, nos uníamos los guardias y los prisioneros. Me da la sensación de que en ese momento, por encima de la situación que vivíamos, estaba el sentimiento por Argentina. Luego el partido terminaba, cada uno volvía a representar su papel y las sesiones de torturas continuaban con su lógica siniestra.” Pérez Esquivel fue liberado el 23 de junio de 1976, ante la inminencia de su designación como Premio Nobel de la Paz.

Al igual que Mussolini, Videla presionó para que Argentina llegara a conquistar el campeonato y desviar la atención sobre su política restrictiva (incluso hay indicios de amaños de partidos). En la final derrotó a Holanda, donde su gran estrella, Johan Cruyff, se había negado a disputar el campeonato como rechazo a la dictadura militar.

Si quereis profundizar en el tema, os dejo un reportaje del canal de historia sobre la relación entre el fascismo y el fútbol:









3 comentarios:

  1. Raúl, no he podido evitar leer este post por su relación con el fútbol, jaja pero me ha llamado la antención que lo hagas ahora justo cuando Zapatero va a aprobar la ley de la reforma laboral el mismo día que la Selección debuta en el Mundial jajaja. ¿Casualidad?

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  2. Interesante, viene un poco al pelo de los vídeos que vi el otro día en Youtube en los que se hablaba de la utilización por parte de Hitler de los JJOO de Berlín de 1936, como escenario para demostrar su teoría sobre la superioridad de la raza aria.

    Alemania arrasó en aquellos Juegos Olímpicos, aunque para disgusto de Hitler, la estrella de los juegos fue un atleta estadounidense de color: Jesse Owens.

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  3. Mucha casualidad parece, si.

    Respecto a lo de Joshua, efectivamente le salió un buen grano donde ya sabemos a Hitler con Jesse Owens. Acertado comentario, una utilización política muy similar a las que cuento en el artículo. De esos JJOO hay muchas imágenes de Leni Riefenstahl, que fue la cineasta alemana a la que Hitler encargó todos los vídeos propagandísticos del régimen y que murió en 2003.

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